sábado, 19 de noviembre de 2016

Un debate reflexivo

Que els nens s‘ho passen bé! ¡Eso es lo más importante! Con estas dos frases prefiero quedarme hoy después de dos días de un chat interminable de un grupo de WhatsApp del cole de mi hija poniéndonos de acuerdo sobre el tema cumpleaños: regalo estándar, simbólico, chuchería, no regalo, buen regalo, 1 euro por niño o cincuenta céntimos de euro, cumpleaños mensuales o trimestrales, con los compañeros de dos clases o de una, significado trascendental de la fiesta como día especial o relativización de su importancia. 
En un mundo en teoría libre y democrático todos estamos llamados a opinar, aunque creo que más de una vez deberíamos ejercitar el silencio para aprender a escucharnos y ser empáticos con las posturas diyuntivas. Pretendemos que nuestros hijos se pongan de acuerdo con sus pares siendo que como adultos ante las primeras diferencias colgamos la toalla y nos enrredamos en nuestras propias necesidades. 
Cada lectura tiene su punto de vista válido pero dejemos que la coherencia y la sensibilidad nos posibiliten no perder el norte. 
No olvidemos el punto de vista del niño que no sabe de «optimización» y de «simplificación» porque se recuesta en la ilusión y el protagonismo propio de su día especial: su cumpleaños. 
Si como adultos nos despojáramos de las culpas y remordimientos que nos provoca ser padres en un sistema materialista, utilitario, contradictorio, efectista, sin tiempos, cerca o lejos de nuestros vínculos familiares, quizás podríamos volver a antiguos valores y disfrutar de un momento único como el recuerdo del nacimiento de nuestros hijos.
Apostemos por los lineamientos generales que nos ayudan de guía pero encontremos nuestra propia medida convencidos y seguros de estar haciendo lo mejor que podemos para ellos.
No existen las fórmulas perfectas y muchísimo menos desde que somos padres. 
Relativicemos las formas pero no el contenido, busquemos envoltorios que se ajusten a nuestra caja de sorpresas sin dejar de lado las sorpresas. Emocionémonos que ellos se contagiarán y ese es nuestro más natural reto. Hagamos antes de pensar en no hacer. Trasmitamos que ellos sentirán. Os propongo cerrar el año calendario con la idea de conectarnos con el niño o la niña que fuimos para que nos cueste menos reflexionar y afrontemos el 2017 movilizados por los pequeños y grandes instantes de la vida.





viernes, 28 de octubre de 2016

La abstención de democracia

España parece nunca llegar a acuerdos en un escenario diverso política y socialmente hablando.
Cómo se lee la realidad, me he preguntado esta mañana cuando informan que el paro ha bajado del 20 % después de haber estado casi en 27 % en 2008, pero con un crecimiento de los contratos temporales en reemplazo de los indefinidos y en un ámbito tan inestable como el de servicios.
Me pregunto cuánta gente está haciendo lo que le gusta, trabajando de lo que ha estudiado, amando su profesión sin tantas presiones, no sintiéndose un privilegiado por tener un trabajo cuando debería ser algo natural, buscando una salida laboral inmediata porque no queda otra, dejando de lado la conciliación familiar y profesional en quién sabe que asignatura pendiente de la sociedad actual.
Hace ya casi un año que España está a la deriva para definir un presidente que conduzca al país. Y en una mesa plural y en teoría democrática se han disputado sin cesar el lugar del anfitrión.
¡Qué ironía! En un contexto en el que los comunitarios y mucho menos los considerados extranjeros (llámense originarios de los países que están fuera de la Unión Europea) no pueden votar ni elegir a sus representantes y en mi condición de comunitaria he seguido los pasos y las contradicciones de los postulantes al gobierno como una especie de obra de teatro que ha dado mucho más de sí de lo imaginado. 
En un principio de este camino, allá por diciembre de 2015, que las aguas se hubieran diversificado y existan más voces que las de los populares y socialistas me pareció un signo de madurez, porque habría más opciones para escoger, porque no se polarizarían las posturas y porque en nombre del diálogo y los acuerdos se crecería indefectiblemente. Aunque queda mucho por crecer aún.
Ayer en el pleno del Congreso de los Diputados me quedó claro que más allá de haber tenido que concretar quién estará sentado en la silla del presidente de los españoles los próximos cuatro años, en el fondo nadie está conforme y muchísimo menos el pueblo mareado y desilusionado de tanto manoseo político.
Se evitaron unas terceras elecciones y la situación de acefalía llegó al límite por eso se ha resuelto así: Mariano Rajoy del Partido Popular será el presidente de los españoles por los próximos cuatro años. Pero porque antes en este proceso no hubo una mirada global, conjunta, con intenciones compartidas, por el bien común, democrática. Sino un conjunto de individualidades mirándose el ombligo y sus propias contradicciones internas de partidos e ideologías desdibujadas.
Qué diferente hubiera sido que la inteligencia primara como estrategia. Quién está a la izquierda, a la derecha o al centro de qué ideal ya no es trascendente porque los equipos-partidos se partieron y repartieron sus convicciones como caramelos llegando a los más improcedentes comportamientos.
Los populares tenían su carta de mayoría parcial y el silencio aparente ante los enfrentamientos de los adversarios fue el acento de su fuerza. Los socialistas tuvieron en su mano la posibilidad de cambio pero no supieron capitalizarla porque no era una cuestión de oposición irracional sino de coherencia y cohesión democrática para unirse con quienes tenían alguna afinidad política para poder gobernar. El grupo de Podemos como tercera fuerza logró en muy poco tiempo cautivar un electorado que no los conocía pero que al transcurrir los meses ha visto sus límites en los extremos y sus fisuras internas. Ciudadanos ha sido consiente de su minoría teniendo una actitud favorable al pacto pero sin importarle con quién mientras lograra un espacio de gobierno. PNV, Coalición Canaria, Esquerra Republicana, entre otros, han mirado el ombligo de su propia región peleando por sus intereses más próximos.
Todos se han abstenido de la política del pueblo que elige a sus representantes para que breguen por su bien común, todos se han llevado por delante la concepción de la verdadera democracia que alude a una forma de gobierno en la que el poder político es ejercido por los ciudadanos, la soberanía del pueblo, una sociedad que practica la igualdad de derechos individuales con independencia de etnias, sexos, credos religiosos, etcétera y con la participación de todos los miembros de un grupo en la toma de decisiones.
Pero la democracia madura aún está por llegar al Viejo Mundo y ni hablar del Nuevo. El neoliberalismo ha tirado por tierra las bases de libertad y tolerancia de la sociedad promulgada por la doctrina del liberalismo, ha dictado para el mundo la frase de “lo individual y material te hará feliz” y nos ha hecho creer a las personas que las culpas siempre están fuera de nosotros.
En el siglo XXI somos tan o más responsables que en la antigüedad de la realidad que tenemos, ya que en teoría contamos con más herramientas para pensar sin dejar de lado nuestro cerebro, por supuesto. Alimentemos entonces el pensamiento crítico, constructivo, la mirada global pero sin perder nuestras particularidades, el sentimiento de empatía para conservar los vínculos y la actitud conciliadora sin abandonar nuestras posiciones. Y en nuestro pequeño o gran escenario de la vida demos el ejemplo que las oportunidades llegarán solas.

viernes, 23 de septiembre de 2016

23 de septiembre, a 13 años de la llegada


Gaviota by Garamante (Gustavo Bertero) http://garamante.shutterchance.com/
Hoy hace 13 años que llegué por primera vez a Barcelona, España, de Córdoba, Argentina, en un avión que portaba mucho más que ilusiones. Altas expectativas, la formación profesional y personal como principales pilares y el desafío de vivir con el hasta ese momento mi novio, hoy actual marido, que ya vivía aquí desde hacía un año.
Parece la introducción de una historia, cualquier historia, en este caso, la mía. Océano de por medio e infinidad de vivencias; la vida me sigue encontrando en Barcelona.
Y no sé si profesional o laboralmente he logrado la mínima parte de lo que venía a buscar pero os aseguro que la búsqueda sigue en pie, al pie del cañón como desde entonces porque mis años han sido más fructíferos quizás en el ámbito personal y social, cosa que no todos tienen la satisfacción de afirmar, pero sigo aquí esperando más.
Dicen que para encontrar el trabajo de tu vida debes rodearte de la gente indicada, lo que los coaches llaman “networking”, no sé mi red profesional es la que debería tener pero sí sé que la personal la he intentado cuidar siempre para que me mantenga en pie y me dé aliento cuando yo sienta no tener fuerzas.
Dicen que cada uno vive en su propio huso horario, en su propio tiempo, a su ritmo, evolucionando paso a paso, supongo que así lo voy haciendo con el intelecto y el corazón motivados, no creo en uno sin el otro. Y en ese equilibrio he resuelto mis partidas y mis llegadas, mis sí y mis no, guiada por la intuición y escuchándome.
Algo importante se está cociendo para mí, lo respiro en el aire y aunque sea un sueño me alimenta para seguir. Sé que es ésta la actitud para creer en mis posibilidades, para dar lo que tengo reservado, para demostrarme mucho más que hasta el momento. El camino es éste y estoy convencida que todo llega.
Empiezo este otoño en el norte querida por una primavera del sur y como una conjunción eterna soy, simplemente fiel a los mundos que me hicieron. Tengo el impulso latino y el orden “viejomundista” del europeo; la improvisación, la creatividad y la flexibilidad de quien ha crecido con las crisis y los cambios; la organización, el detalle y los objetivos claros para funcionar bajo la presión de un sistema que no deja lugar a la duda, aunque tenga fugas.
A veces me odio por amar tanto la perfección, esa que no está en ninguna parte y en el esfuerzo por relajarme encuentro la serenidad de mis imperfecciones. Así de contradictorio se erige el día a día y yo libre pienso en el próximo vuelo.

jueves, 15 de septiembre de 2016

"Vuelta al cole"

Pensaba en cuánto encierra esta frase: “Vuelta al cole”. En cuánto la deseábamos y en cuánto la padecemos también los padres y los niños.
Dejar atrás el verano, el tiempo libre, los “no horarios”, el desorden necesario de la “no rutina” para reconducirnos hacia el camino de la “normalidad” es una ardua tarea.
Se me viene a la cabeza la palabra adaptación, creo que juntos y separados niños y adultos (maestros, padres, abuelos, canguros, etcétera) en las horas del día debemos aprender nuevamente cuáles, cómo, dónde y por qué se desarrollan nuestros roles para hacernos más personas.
Cada tarrito ha de volver a acomodarse, cada actividad a su hora, cada cosa en su sitio, aunque todo esto conlleva una evolución.
El calor, el frío, la sequía, la lluvia, el alivio, el llanto, la alegría y el dolor parecen mezclarse en un contradictorio cóctel de emociones y razones que debemos resolver.
“No quiero que te vayas”, “No quiero que te quedes así”, “Necesito mis horas”, “Me voy a trabajar”, “Respira hondo, aunque con el corazón exprimido”, “Mama, mamá, mami”, “Papa, papá, papi”, “¡Qué bien, ya está aquí!”…
Cuántas de estas frases dichas o entredichas, pensadas o sentidas, en silencio o a gritos tejen estos días el telón de este escenario.
Como mamá se me ha ocurrido escribir algo que quizás ahora no comprendan mis hijas pero que se los regalo para cuando sí puedan hacerlo:

Hijas mías,

No hay alegría más grande que verlas sonreír pero también que lo aprendan a hacer sin mí y por sí mismas. No hay llanto más doloroso que en aquel en el que no puedo estar, pero nunca tan necesario. No hay aprendizaje más importante que el que cada una en su propio camino pueda desarrollar. No andaré vuestros pasos, sino los míos; las esperaré, me esperarán; las dejaré volar y me dejarán volar para juntas volver a encontrarnos, disfrutarnos y crecer bajo la autonomía del amor.

¡Las quiere infinitamente!

Mamá

sábado, 27 de agosto de 2016

Valiente


El tiempo parece tejer las palabras: hay quien se le aparece la muerte pero a Ana siempre la vida, la elije resistiendo la ausencia y en el camino una pequeñísima hormiga lleva una pesada hoja en sus hombros y la descarga para viajar ligera, libre, dolorida aunque entera prefiere la acción, se pone de pie y mira hacia adelante; esa, su revolución.
Ana ha amanecido de color azul, triste y peleona, desafiando al cielo como cuando intenta luchar con los recuerdos. Mira los ojos de sus hijas, acaricia su piel, las observa reír y las abraza fuertemente para nunca soltarlas. Ahí está la vida, el presente, la verdad y no lo olvida. Las lágrimas brotan para lavarla, a veces necesita llorar viejos llantos de niña para encontrarse con ella y sentirse protegida.
Ana ha inventado estrategias para calmar a su corazón: se cuelga el colgante de su madre, aquel negro de onix que tanto le gusta y saborea en su boca un té supremamente dulce que su padre le preparó alguna mañana para despertarla. Ama que sus hijas entrelacen las piedritas entre sus dedos y jueguen a hacerle un té con galletitas.
Cuánto ha crecido, ha cruzado los puentes y las mareas y el viento ha dejado una brisa serena para mecerla despacio cuando ella lo desea.
Ana no precisa bajar estrellas porque ellas están en su alma brillando en cada estela e imaginando volar alto para alcanzar el momento, en silencio, lo que queda. Allí como equipaje de mano, como esencia, sin que se pierda está su historia escrita en las páginas de la tierra.
Abrirá sus manos, sonarán las campanas y se mezclarán los colores de la felicidad plena, así en un instante para guardarse los detalles, el frágil perfume, la valiente pelea.




lunes, 21 de marzo de 2016

Acuerdo de migración UE-Turquía

Ayer fue 20 de marzo, el comienzo de la primavera en el hemisferio norte, la entrada en vigor del acuerdo entre la Unión Europea y Turquía que expulsa a los refugiados que llegan a Europa a través de suelo heleno directamente al país turco para ser devueltos a su punto de partida.
Migrantes que escapan de las guerras, refugiados que intentan sobrevivir, personas que quieren respirar mientras el mundo les tapa la boca. 
También el 20 de marzo pero de 2003 comenzaba la Guerra de Irak o Segunda Guerra del Golfo. EEUU acusaba a Irak de poseer armas de destrucción masiva que nunca llegaron a comprobarse, de colaborar con el terrorismo y, en menor grado, de estar detrás o ser cómplices de los Atentados del 11 de septiembre de 2001. Inestabilidad, violencia y muertes innumerables siguen sin aclararse, ya que desde el 18 de diciembre de 2011 en teoría la guerra ha acabado, aunque desde esa fecha a la actualidad atrocidades en nombre de la rebeldía, el orden y el combate de la insurgencia se siguen cometiendo.
Desempleo de más del 50 % de la población, trauma psicológico en los supervivientes, deserción de los niños de la actividad escolar, prostitución, esclavitud, servicios públicos en escasez, enfermedades y asesinatos. No hay cifras que representen el horror de una guerra que continúa llorando víctimas.
También el 20 de marzo pero de 2011, justo 5 años atrás, la quema de una sede del partido gobernante y la represión de los responsables por las fuerzas del orden iniciaron la Guerra Civil en Siria.
Enfrentamientos civiles entre chiíes y suníes, entre un gobierno autoritario facción del ejército sirio e “insurrectos” de la oposición contagiados por la Primavera Árabe de países como Túnez, Egipto, Libia, entre otros, mezclados con los yihadistas islámicos ISIS o Daesh; corrupción, sequía y dependencia; inflación, desempleo y petróleo; una bomba de relojería ya estallada.
En 2015 ya se contaron más de 220.000 muertos, 3.000.000 de refugiados y el 40 % de la población devastada y en crisis. Esta sangría imparable de muerte e intereses entretejidos ha convertido a esta guerra en una de las  peores del Siglo XXI, incluyendo a distintos países del mundo que tanto en el bando de turno como en el opositor sacan ventaja del dolor de los demás.
Ayer se han activado las expulsiones, se ha dado la espalda a parte de la humanidad que sufre las consecuencias de guerras que van más allá de lo que está en sus manos, se ha camuflado el interés de Turquía por pertenecer a una unión de países europeos que no sé si es tan positivo ser parte.
Los pájaros migran para buscar comida, cobijo, condiciones climatológicas favorables, en teoría las personas emigramos de nuestros sitios de origen también detrás de una situación de mejora para transformarnos en inmigrantes en el lugar que nos recibe, pero en el camino de este proceso natural, morimos en el intento naufragando en la sinrazón, accidentados por la falta de cordura de los responsables de las medidas, provocando crisis de las que nadie quiere hacerse cargo.