Lita se animó a pensar en su último deseo en la vida porque dos horas más tarde la muerte la convertiría en un cadáver.
Ella no sabía con cuánto tiempo contaba pero tuvo el suficiente para soñar despierta, aún despierta y desear.
Quién sabe si después de muerta no estaría más despierta o ya estaba empezando a despertar.
Deseaba tener una asamblea con todos los hombres de su vida en que cada uno pudiera reivindicar sus falencias. 5 minutos para cada uno. Blo la dejaría volar y respetaría sus ganas de estar en el aire. Mán dejaría de considerarla una niña para tratarla como una mujer. Nuel le confesaría que la había amado a pesar de tanta vertiginosidad en sus movimientos. Klin vendría a verla de una vez por todas. Liano le regalaría algo más que dos noches de amor desenfrenado. Ro la pasaría a buscar para ir al teatro. Ran la invitaría a ese café que nunca se bebieron. Ciano la haría vibrar una vez más pero de manera inteligente. Laides la besaría finalmente en la boca y Avo planearía una vida juntos. Y así pasarían 50 minutos para disfrutar la última hora y diez para la revancha. Aquella asamblea sería un harem, un harem de una sola mujer y un conjunto de hombres que habían tocado su corazón para amarla por última vez y que ella pudiera morir justo en la cúspide más alta de la orgásmica pasión, justo en la cima de la montaña del placer, justo cuando la admiración le chorreara el cuerpo y la hiciera sudar hasta el cansancio final.
Ella no sabía con cuánto tiempo contaba pero tuvo el suficiente para soñar despierta, aún despierta y desear.
Quién sabe si después de muerta no estaría más despierta o ya estaba empezando a despertar.
Deseaba tener una asamblea con todos los hombres de su vida en que cada uno pudiera reivindicar sus falencias. 5 minutos para cada uno. Blo la dejaría volar y respetaría sus ganas de estar en el aire. Mán dejaría de considerarla una niña para tratarla como una mujer. Nuel le confesaría que la había amado a pesar de tanta vertiginosidad en sus movimientos. Klin vendría a verla de una vez por todas. Liano le regalaría algo más que dos noches de amor desenfrenado. Ro la pasaría a buscar para ir al teatro. Ran la invitaría a ese café que nunca se bebieron. Ciano la haría vibrar una vez más pero de manera inteligente. Laides la besaría finalmente en la boca y Avo planearía una vida juntos. Y así pasarían 50 minutos para disfrutar la última hora y diez para la revancha. Aquella asamblea sería un harem, un harem de una sola mujer y un conjunto de hombres que habían tocado su corazón para amarla por última vez y que ella pudiera morir justo en la cúspide más alta de la orgásmica pasión, justo en la cima de la montaña del placer, justo cuando la admiración le chorreara el cuerpo y la hiciera sudar hasta el cansancio final.