miércoles, 9 de octubre de 2019

La buena alumna



Es cierto que para ser buena alumna primero haz de ser buena, después alumna y, por último, la combinación de ambas.
Voluntad, esfuerzo, dedicación, responsabilidad, trabajo, estudio, avidez, paciencia, tolerancia, resiliencia, sentido común, respeto; todos los elementos de un buen resultado en proporción a los objetivos planteados.
Siempre aspiré a ser una buena alumna para aprovechar las oportunidades, los conocimientos, los colores, las opciones, las etapas, los aprendizajes, los golpes; y no concibo otra forma de hacer las cosas que no sea poniendo lo mejor de mí.
Les aseguro que muchas veces sentí que desfallecía, que las cosas no tenían sentido o que para qué tanta inversión.
Parafraseando a Robert en “Los Puentes de Madison” sostengo: «Cuando pienso en por qué escribo, la única razón que se me ocurre es que me parece que he estado viajando hasta aquí. Y ahora, ahora me parece que todo cuanto he hecho en mi vida me ha estado conduciendo hacia mí como protagonista».
Próximamente mi primer libro de microrrelatos poéticos sobre la vida de las mujeres se publicará en España y yo feliz saboreo cada pequeño logro como escritora en lo personal y en lo profesional.
Gracias a todos los que han dado su luz para que este proyecto llegue a compartirse y yo también sea un resultado compartible.
He caminado 41 años hasta aquí y siento que lo único que debo es ser la que soy día a día con todas y cada una de mis contradicciones y desmesuras, con todas mis falencias y mis aciertos, con mis locuras y atinos, pero yo, la buena alumna de la vida, la mejor versión de mí misma.




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