En el país de la excéntrica “ñ” tanto da arrinconar en un portal, violar, grabar a una chica entre cinco individuos durante los Sanfermines del 2016 y luego publicar por la redes sociales lo sucedido para que la justicia el 26 de abril del 2018 dicte sentencia y no considere que es una agresión sexual (llámese violación) sino un abuso sexual continuado con prevalimiento (no es agresión porque no hubo violencia ni intimidación y es de prevelamiento porque los agresores se valieron de una relación de superioridad en número y edad, según lo expresado por los artículos 178 a 182 del Código Penal español). Así, en cambio de 22 años de cárcel pedidos por la Fiscalía General del Estado se le otorgan 9 y supeditados a los recursos que se presenten en los próximos días.
En el país de la “ñ” tanto da enviar
a 16 miembros del Gobierno de Catalunya a la cárcel o al exilio con orden de
detención internacional por delitos como
rebelión y/o sedición penados por hasta 35 o 40 años de cárcel e inhabilitación
permanente de los cargos simplemente por pensar diferente.
En el país de la “ñ” el Caso Altsasu
en País Vasco, una trifulca en un bar el 15 de octubre del 2016 contra dos
guardias civiles y sus parejas, se convierte en delitos terroristas, “reflejo de lo peor de la naturaleza humana
que llevó en Europa a las mayores atrocidades de la xenofobia, el racismo y el
fascismo”, según el fiscal José Perals este pasado miércoles durante el juicio
exponiendo a los acusados hasta más de 62 años de cárcel.
En el país de la “ñ” la presidenta de
la Comunidad de Madrid y presidenta del Partido Popular madrileño, Cristina
Cifuentes, puede falsear un Máster que nunca acabó, robar cremas hidratantes en
un supermercado durante el 2011 y justificar su dimisión como una “campaña de
acoso y derribo” sobre su persona sin que le pase nada más.
En la misma semana del final de abril
de 2018 este escenario surrealista, bochornoso y desproporcionado nos muestra
la violación social a la democracia, la violencia de una justicia ausente y
utilitaria para fines políticos y la vulneración de los derechos fundamentales.
En el país de la “ñ” en nombre de las leyes se
comenten atrocidades: se tiran balas de goma dejando sin un ojo a un ciudadano
que simplemente quiere votar, las fuerzas de seguridad irrumpen en los colegios
atropellando a la gente que sólo cuidaban su derecho a elegir, no se considera
violenta e intimidante una violación porque la víctima no se resistió
físicamente porque estaba en estado de shock, se utiliza a la Guardia Civil y a
la justicia como instrumentos maniqueístas para justificar la realidad. ¡Qué
triste siglo XXI, bienvenidos al país de las manadas!
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