Miedo, violencia, terror.
Según la Real Academia de la Lengua el terrorismo es: dominación por el terror;
sucesión de actos de violencia ejecutados para infundir terror; y terror: miedo
muy intenso.
Una mujer sostiene la nueva publicación del Charlie Hebdo |
Después de los atentados el
pasado miércoles 7 de enero en el semanario satírico Charlie Hebdo de París y
muchas de sus repercusiones en el mundo político, artístico y mediático me
animo a reflexionar.
Por la calle escuché
alguien que decía: “Ya hemos vuelto a la normalidad, por Navidades somos todos
amigos que deseamos buenos deseos, la hipocresía a la orden del día”. Y
entonces pensé si esta frase que pulula entre nosotros como si fuera un
estandarte de la libertad de expresión, “Je suis Charlie”, no está bañada de la
misma hipocresía con la que necesitamos lavar nuestras culpas a final del año
como políticos, como Estados, como personalidades en pro de justas causas, como
personas sensibles y empáticas con las realidades de los congéneres y así
sentirnos tranquilos con nuestras conciencias para volver a pecar durante el
resto del año.
También pensé en cuantos
actos se cometen a diario contagiados por el miedo, la violencia y el terror y se
quedan en la asamblea del olvido porque no despiertan tantos intereses, ni son
tendencia en el escaparte de los medios. La violencia de género en un sinnúmero
de familias de a pie, las guerras en Siria o en Ucrania, por ejemplo, el hambre
en Latinoamérica, las enfermedades como el Ébola que porque ya no está en
España o en EEUU parece haberse erradicado también de África. Cuando el
problema se aleja parece que se acaba.
El ojo, la cámara, el foco,
la atención parecen mover hasta nuestros más intrínsecos sentimientos en el
siglo 21 para hacernos eco de lo que ellos, los que dominan, quieren que
pensemos. Es una manera de hacer terrorismo de ideas, terrorismo de temas,
terrorismo de la confusión. Aprendamos a mirar más allá de lo que nos muestran
a simple vista para hacer lecturas de la realidad afinando el lápiz y para no
creer que las armas son las únicas que no nos permiten vivir.
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