domingo, 12 de marzo de 2017

El amor con forma de ositos refugiados

15:15 horas. Atenas, Grecia, retorna a Barcelona en vuelo directo un grupo de voluntarios que desde hace una semana ayudan a montar una clínica odontológica ambulante en los squads, escuelas y hospitales ocupados por refugiados, mediante la intervención de la ONG Acción Planetaria que lo hace posible gracias a la caridad de personas que ponen su granito de arena, una pequeña parte de su vida para hacer menos duro el dolor y “contribuir a ayudarnos entre todos”.


Waleed se abraza a Sandra para no soltarse jamás. Le duele el alma y ha encontrado el refugio que mitiga su dolor y como un bálsamo de aire fresco respira otra energía limpia y parecida al amor. Waleed tiene 4 años y 3 largos minutos de un abrazo interminable como de una mamá. Sandra es Sandra Broch, odontóloga, propietaria y trabajadora de la Clínica Broch Dental del Carrer Fortuny número 9 de Hospitalet de Llobregat, Barcelona, madre de tres hijos, ex jugadora profesional de baloncesto y una chica apasionada si las hay. Mireia Morera, su compañera de trabajo, colega como odontopediatra también en la Clínica Broch, dulce y emocionada hasta las lágrimas mira esta escena desde la proximidad del trabajo improvisado y alentado por las necesidades que allí están y no hay tiempo que perder. Laura Benedi, fotógrafa, amiga de ambas, documenta cada retazo de una experiencia brutal e inolvidable y la imagen de Waleed abrazado al amor golpea su objetivo para mostrarnos la realidad.
Siria llora una guerra civil casi 6 años después y los refugiados siguen esperando que las administraciones se pongan de acuerdo para saber qué hacer con ellos, mientras mueren en los intentos por sobrevivir. Las ONGs son los organismos paliativos del dolor y los voluntarios esos instrumentos de sanación del cuerpo y del espíritu, pequeñísimos instantes de humanidad hechos materia.
Los voluntarios que vuelven hoy a Barcelona han tenido intensas jornadas de trabajo, desde las 9 o 10 de la mañana a les 17 o 18 horas de la tarde arreglando bocas, repartiendo amor en forma de ositos de tela, reconstruyendo sonrisas y sabiendo que la vida no se mide por las cosas materiales que tengas sino por las memorias que creas, según sus posteos en las redes sociales.


“Queríamos hacer algo, sabemos que no arreglamos nada de la situación pero que hemos entregado un pedacito de nuestras vidas para intentar ayudarnos entre todos y tirar para adelante. Somos un grupo heterogéneo que no nos conocíamos de nada, algunos de la profesión de odontología y otros que no pero que ayudamos igualmente y hoy volvemos convencidos de que han sido las vacaciones mejor invertidas”, así se despedían los voluntarios de Atenas anoche mirando el Acrópolis y repasando cada sonrisa conquistada que llenaron estos días dolorosos y felices.







Vídeo de un momento de felicidad compartida 

Guerra de Siria en 5 minutos https://www.youtube.com/watch?v=DDOhQuH_ggE

miércoles, 8 de marzo de 2017

Resistencia femenina



8 de marzo, Día Internacional de la mujer. Mujeres que en silencio resisten los avatares del machismo o gritan sus resistencias con las acciones activas y la cabeza bien puesta. Esas que de sensibilidad saben bastante y de que el tiempo se estira como un chicle para hacer un sinnúmero de cosas casi simultáneamente. Esas que han tenido que ser doblemente inteligentes para conciliar o intentar conciliar cada día la vida personal y la profesional, esas que han sabido posicionarse en el escenario donde se cocinan las trascendencias, más allá de las oposiciones del sistema.
Todas formamos un conjunto que se nutre y crece con la masculinidad al costado, interpretando alianzas y riquezas en los géneros que suman y siguen juntos por los caminos de la vida. No somos contrarios, no somos opuestos, no somos competencia, somos equipo, somos diferentes, somos una suma de particularidades, simplemente somos.
Tenemos reglas de todos los estilos, esas que son para cumplir, esas que son para romper, esas que son para cambiar, esas que llegan cada mes, esas que no llegan y se transforman en hijos, esas que se van para dejarnos el calor de los años, esas que no cesan y nunca se convierten en bebés, esas que nos dejan tambaleantes para el poder, esas que no nos dejan ser, las que sí nos permiten, las que sí nos hacen ganar espacios y tiempos, las que son de los demás, las que son nuestras.
Gracias a la vida por haber encontrado mujeres que me han felicitado por entrar a este mundo femenino, por amarme, por cuidarme, por autogestionar mis necesidades, por saber de un postre o un pastel, por jugar con palabras, por enseñarme a pensar y saber que ser inteligente es una condición indispensable, por odiar los quehaceres del hogar pero saber hacerlos y compensarlos con los besos de los hijos, por leer la realidad que nos rodea a flor de piel y continuar las luchas. Gracias a todas las que me han contagiado de ganas de vivir e ilusión, ganas de compartir y charlar, ganas de sufrir acompañadas y mirándonos a la cara, ganas de conocernos y disfrutarnos. Gracias a esas pequeñas mujercitas que con intensidad le dan sentido a los días, a mis respuestas y cierran el círculo de la vida.