sábado, 28 de abril de 2018

En el país de las manadas



En el país de la excéntrica “ñ” tanto da arrinconar en un portal, violar, grabar a una chica entre cinco individuos durante los Sanfermines del 2016 y luego publicar por la redes sociales lo sucedido para que la justicia el 26 de abril del 2018 dicte sentencia y no considere que es una agresión sexual (llámese violación) sino un abuso sexual continuado con prevalimiento (no es agresión porque no hubo violencia ni intimidación y es de prevelamiento porque los agresores se valieron de una relación de superioridad en número y edad, según lo expresado por los artículos 178 a 182 del Código Penal español). Así, en cambio de 22 años de cárcel pedidos por la Fiscalía General del Estado se le otorgan 9 y supeditados a los recursos que se presenten en los próximos días.
En el país de la “ñ” tanto da enviar a 16 miembros del Gobierno de Catalunya a la cárcel o al exilio con orden de detención internacional por delitos como rebelión y/o sedición penados por hasta 35 o 40 años de cárcel e inhabilitación permanente de los cargos simplemente por pensar diferente.
En el país de la “ñ” el Caso Altsasu en País Vasco, una trifulca en un bar el 15 de octubre del 2016 contra dos guardias civiles y sus parejas, se convierte en delitos terroristas, “reflejo de lo peor de la naturaleza humana que llevó en Europa a las mayores atrocidades de la xenofobia, el racismo y el fascismo”, según el fiscal José Perals este pasado miércoles durante el juicio exponiendo a los acusados hasta más de 62 años de cárcel.
En el país de la “ñ” la presidenta de la Comunidad de Madrid y presidenta del Partido Popular madrileño, Cristina Cifuentes, puede falsear un Máster que nunca acabó, robar cremas hidratantes en un supermercado durante el 2011 y justificar su dimisión como una “campaña de acoso y derribo” sobre su persona sin que le pase nada más.
En la misma semana del final de abril de 2018 este escenario surrealista, bochornoso y desproporcionado nos muestra la violación social a la democracia, la violencia de una justicia ausente y utilitaria para fines políticos y la vulneración de los derechos fundamentales.
En el país de la “ñ” en nombre de las leyes se comenten atrocidades: se tiran balas de goma dejando sin un ojo a un ciudadano que simplemente quiere votar, las fuerzas de seguridad irrumpen en los colegios atropellando a la gente que sólo cuidaban su derecho a elegir, no se considera violenta e intimidante una violación porque la víctima no se resistió físicamente porque estaba en estado de shock, se utiliza a la Guardia Civil y a la justicia como instrumentos maniqueístas para justificar la realidad. ¡Qué triste siglo XXI, bienvenidos al país de las manadas!