10:00 am, comienza el certamen III de AERCOmparte en el
Mobile World Centre de Barcelona, una jornada sobre Social Media
organizada por Aerco-PSM, Asociación española de responsables de comunidad y
profesionales social media (#Aerocomparte, http://www.aercomunidad.org/aercomparte/).
Sentada en una silla, con el
dedo en mi smartphone, mi vista en la
pantalla donde se twiteaba al momento
y mi oído captado por la atención de quien en ese instante nos decía a los que
estábamos allí físicamente, a los que seguían la reunión por streaming en Internet y a todos los que
más tarde podrían reproducir lo compartido, que con la llegada de las redes
sociales al mundo empresarial existía en desarrollo un nuevo concepto que no
podíamos ignorar, el de “la economía colaborativa” (Javier Creus, director y
fundador de la consultora Ideas for Change - @javicreus, @ideas_4_change). Una
idea novedosa, si las hay.
“Compartir una plataforma de
trabajo, una comunidad, una idea para intercambiar, un producto, un servicio,
en fin, compartir recursos para formar empresas que engloben un cambio de
mentalidad con la que podamos ver más allá de lo evidente, sacándole partido a
un escenario plural de población joven, educada, conectada y colaborativa en el
que la moneda de cambio sea la confianza en lo abierto, en lo colectivo, en lo
personal, con un nuevo sentido común de lo posible, lo deseable y lo viable y
con un nivel de ambición que nos permita hacer cosas importantes, más que serlo”.
Por un momento mi cabeza se
detuvo en la frase tantas veces escuchada “en épocas de crisis nacen ideas
creativas”. Y pensé si esta crisis internacional de lo económico, de lo social,
de lo personal había venido para darnos el privilegio de la oportunidad
volviendo a los valores básicos de una comunidad real, re-pensándonos gracias a
las nuevas herramientas. ¿Nos habíamos olvidado de compartir?
Más tarde, el famoso humorista
catalán Andreu Buenafuente (@buenafuente) en persona desmitificó a las redes
sociales sin dejar de valorar su potencial como nueva forma de comunicarnos. Con
algunas pinceladas concretas dejó claro qué era lo verdaderamente importante:
“Lo bonito es estar conectado con tu oficio, enamorarse de él, la fama sólo es
ruido social”, “las redes sociales son una herramienta más en continua
evolución que no podemos ignorar pero tampoco magnificar”, “deberíamos tener
más pudor social para pensar lo que decimos, de nada sirve decir sin saber lo
que significa”, “creo en la honestidad y en estar a la altura de las
responsabilidades que tenemos”, “la vida es para disfrutar. Vive, vive, vive”.
Una vez más, lo dicho parecía
cobrar significado con esta idea de volver a lo valores tradicionales en un nuevo mundo que se erige entre nosotros para que le demos forma
sin olvidar el contenido. Una nueva plataforma, un nuevo soporte, una nueva
casa, una nueva oportunidad en la que tenemos el privilegio de ser co-participantes.